miércoles, 27 de agosto de 2008

Detesto tus zapatos, y si me agacho a recoger un papel que se me cayó y los veo, yo hago: Ash..
No me gusta la marca que dejaste en el teléfono, ni el olor de tus sábanas.
Tengo que decirlo de alguna manera, ponerlo en un post a ver si así deja de molestarme entre las uñas y la piel tu presencia.
El problema es el momento en que dejamos de engañarnos, en que dejamos de pensar que el cariño era un mandado divino. No, no lo es, la intolerancia es una opción.
Ahora que le he dado camino a mi frialdad, veo como los ojos se me ponen turbios, como esta no soy yo.
Y me quiero ir, anuncio una casa en la que no quiero vivir.

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