domingo, 26 de octubre de 2008

Yo te llevo en mi palma izquierda,

En mi costado.

 Y  mi frente también estás rodeándola.

Como una lanza, como un paliativo de algún viejo dolor.

 

Y he intentado lavarte y que el agua y el vinagre se llevaran de mí tu presencia.

Y he intentado acallarte, vendarte, sepultarte.

No obstante No te alejas, permaneces.

 Y mantienes tu presión, aquí, aquí donde puedo poner los dedos y sentir un hoyo que llega hasta los muertos.

no te vas, no te callas, aun suenas rebotando tu voz contra las paredes en las que nada cuelga.

Aun tu oscuridad ensombrece rincones.

Hubo un lugar donde no eras tiniebla y quejido, donde no eras esto en lo que te has convertido.  

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